Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando las entradas de agosto, 2017

El asadito - pequeño drama postkirchenrista

Aldo: -Che, se fueron a la mierda con la picada, para cuando esté la carne ya van estar todos llenos Gordo: -No digas pavadas, cuándo paso eso? Hace veinte años que hacemos el asado y nunca sobraron más que un par de chorizos quemados. Nacho: -Si, y así quedaste, Gordo. Con el colesterol en cuatrocientos. Gordo: -Ni ahí, ahora con la pastillita lo tengo tranqui abajo de doscientos, y me puedo comer de todo Aldo: -Uh, che, ojo que el gordo se puede comer de todo!!! Nacho: -Si, qué pastillita, la pastillita azul!! Aldo:-dale, deja de joder, servite un fernet. Gordo: -Che, largamos los chori? Aldo: -No, falta Ernesto Nacho: - Olvidate, Ernesto no viene Gordo: - Jodeme, cómo que no viene. Nacho: - Boludos, no se enteraron? Aldo: - De qué nos teniamos que enterar? Nacho: -Pero vos donde vivís, en un agnelotti? Aldo: -No me jodas, estoy con laburo a full, y el bebe no nos deja dormir, qué se yo… Gordo: -Bueno, fuera de joda, que pasó? Nacho: -Ernesto esta prófugo... Aldo: -C

la maldad

La vez pasada escribí un cuento, una historia simple, una historia de redenciòn en la cual a una persona buena pero infeliz, de repente la suerte se le daba vuelta para bien y finalmente encontraba la felicidad, como una recompensa a cierto acto de bondad. Se trataba de una historia de redención personal, y también una de esas historias ordenadoras, como los cuentos de superhéroes, en el cual, a final de cuentas, se alinean el bien y la felicidad, lo cual es una de las paradojas fundamentales de nuestra ética: entender por qué, a veces, a los obran mal les va bien, y a los que obran bien les va mal. Es decir, cómo conjugar la ética con la realidad. La historia está llena de intentos de acomodar la angustia terrible que genera la certeza (de la que casi nunca hablamos), de la que la moralidad de nuestros actos no tiene nada que ver con los resultados de los mismos. La cuestión es que una de las devoluciones del cuento me quedò dando vueltas en la cabeza: por qué lo hice bueno al per

Los Ochenta

Qué es lo que hice en los ochenta, porque sí que los viví, eh. Lo que pasé durante los ochenta fue un largo ciclo de ilusión, entusiasmo, luego decepción y búsqueda de nuevas ilusiones. Para empezar, los ochenta arrancaron con la llamada trova rosarina (baglietto, silvina garre, y fito paez haciendo las canciones realmente grossas), más león gieco (soololepidoadioos) y toda esa música que conocimos en el 82 cuando las radios dejaron de pasar musica en ingles. Muy rápido llegó charly -volvió charly, debo decir- (clics modernos) desde estados unidos. Había escuchado a prince, pero no se lo dijo a nadie (como había hecho antes, cuando escucho a Dylan y más tarde, cuando escucho a Genesis). La cuestión es que ahi entendimos que estaba ok disfrutar y divertirse con el rock (la alegría no es solo brasilera). Explotó todo por el aire, los abuelos de la nada, los twist (la dicha en movimiento, ah..), virus. miguel mateos. Fue la banda de sonido de la primavera democrática. Aparecieron Soda

Mis Neurosis

Mis neurosis. Bueno… para empezar, el plural me suena un poco fuerte, no?, sobre todo cuando se trata de presentar las debilidades de uno. Hay que ser cuidadoso con estas cosas, demasiada honestidad demasiado de golpe tampoco tiene por qué ser tan buena. A las confesiones, a las admisiones de debilidad hay que irlas sacando despacito, medio como quien no quiere la cosa, no? Empecemos entonces por la neurosis, así, una sola. Bueno, y en realidad tampoco me animaría a llamarla así, de prepo, una neurosis. Qué se yo, es, digamos, una característica de mi personalidad, una de las características malas, así como uno tiene cosas buenos y cosas no tan buenas. y además, siempre es mejor que lo malo de uno lo digan los otros, no? quién sabe si en realidad uno está simplemente siendo algo duro consigo mismo. Si me habrá pasado eso. Así como hay gente miedosa, o avara ,o violenta, qué se yo. Dentro de parámetros normales no diríamos que es una neurosis. O es que somos todos neuróticos? hay quien

mistermusculo

La responsabilidad de mantener limpio un departamento, algo que, reconozco, me llega un poco tarde en la vida, me ha venido acompañado de pequeñas desdichas cotidianas pero también inesperados placeres que quiero compartir el día de hoy. Para empezar, ya a los pocos dìas, la evidencia de que se ensucian cosas que nunca había pensado que se podían ensuciar: los espejos -cómo se va a ensuciar, si es un espejo?-, la bacha del lavamanos, las lámparas, !la heladera!, cómo va a  ensuciarse algo que es blanco brillante, bah, si se ensucia un espejo...? Absurdo. El cepillo largo que hay a veces al lado del inodoro sirve en serio para algo (inodoro debería ir con hache, no sé, me suena con hache. H va con h?). La cortina plástica de la ducha, por Dios, qué asco, cultiva hongos, o algo así, qué sé yo, decir que se puede aprovechar para lavarla cuando uno está en la ducha. Nota mental: cambiarla, no debe ser una cosa cara. Los elementos brillantes de la casa, canillas, picaportes, pantallas no

Zonajobs

Me gusta quedarme en la oficina después de hora. No es que haya tareas que requieran atención inmediata: mi trabajo se compone mayoritariamente de cuestiones que pueden esperar. Es la tranquilidad y el silencio que transmite ese lugar, frenético minutos antes, lo que me hace bien. Además, nadie me está esperando en casa, la vieja casona de Lomas en la que me fui quedando, y hoy es absurdamente grande para su único ocupante. El lunes pasado, ese de tanto calor me quedé al fresco del aire acondicionado, haciendo tiempo para evitar la hora pico. Me acomodé en el escritorio y me calcé los auriculares para ese compilado de youtube (Metal Argentino: V8, Almafuerte, Hermética, Rata Blanca). Me enteré en Facebook que el 23 de julio se celebra el día del payador ; que Messi lleva 507 goles en 583 partidos en el Barcelona y que en una manada de lobos, los viejos y débiles van adelante, mientras que el macho dominante es el que cierra la fila. L ikeé la felicidad conyugal de dos ex compañe

Wikipedia - Kochovíes

La cultura Kochoví, desarrollada entre los siglos XVI y XIX en la región pampeano-norpatagónica constituye un objeto elusivo y decepcionante para la tradiciòn etnológica argentina. La información que nos ha llegado es fragmentaria y dispersa, debido a que los kochovìes  no conocieron forma alguna de escritura (como todas las culturas originarias de América del Sur), a que prácticamente no dejaron restos arqueológicos (su uso de construcciones y utensilios de piedra era prácticamente nulo) y, obviamente, no existen hoy en día sobrevivientes a quienes estudiar. Contamos con algunas fuentes testimoniales de primera mano, en particular una serie de catorce cartas enviadas por fray Gabino Mendiguru, religioso vasco que convivió más de diez años con los Kochovies promediando el siglo XVIII. Sus primeras cartas refieren valiosa información sobre las creencias religiosas y costumbres kochovíes, mas a medida que fray Mendiguru avanza en una integración real a la vida de la tribu, los

Instrucciones para ponerse una camisa

Paso 1: Tómese una persona en adecuadas condiciones de higiene, idealmente recién bañada y con desodorante. En segundo término, diríjase al placard donde se encuentran, prolijamente dobladas, las susodichas prendas de vestir, idealmente en dos pilitas: las escocesas, y las lisas. Nótese que a) las de jean van colgadas y, b) en el mundo de las camisas, raya finita equivale a lisa. Una vez identificado el estante correspondiente (idem cajón), proceda a separar todas las camisas que hayan sido compradas en los últimos cinco años. Descarte. Se trata de prendas modelo SLIM FIT que marcan la panza de manera vergonzosa y resultan de variadas instancias de distorsión perceptiva, propia y de la madre del sujeto en cuestión. Paso 2: Acto seguido, proceda a desabrochas los dos botones superiores, y pasando los brazos en primer lugar hasta el fondo, introducir la cabeza por el agujero inferior de la camisa hasta emerger por el cuello. Superado este paso, se debe notar que los botones de amb

Tené Cuidado

Tené cuidado de la gente que dice gracias demasiadas veces, o demasiado efusivamente. De la gente que da demasiadas vueltas para pedirte algo simple. De la gente que exagera los modales o la caballerosidad, no es tan importante quién sale primero del ascensor, o si alguien de un primer bocado antes que todos estén sentados a la mesa. De la gente que dice buen provecho. De la gente que te hace brindar antes de tomar el primer trago de vino. De la gente que habla del vino que te vas a tomar.   Tene cuidado de la gente que siempre tiene la misma explicación para todas las cosas. De la gente que pasan los años pero no cambian de ideas, preferí toda la vida a los que cambian de idea asiduamente, es seguro que son más sinceros con ellos mismos. De los que creen en conspiraciones, de los que no creen nada. De la gente que luce muy segura de lo que piensa. Y en especial, tené mucho, pero mucho cuidado de la gente que habla de lo que no entiende como si supiera. Tené cuidado de la gente qu