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Mostrando las entradas de junio, 2019

el cenicero

Por más que hoy no cumple esa función estrictamente, se trata sin lugar a dudas de un cenicero, y eso es porque los objetos derivan su esencia de la finalidad con la que fueron construidos. El objeto, una vez liberado de la artificialidad del adorno, revela su identidad pura en la pura utilidad. Y como toda identidad inanimada, no cambia nunca. Puede ser usado para otra cosa, como en mi caso para dejar las llaves, pero eso no lo convierte en un cuenco para llaves sino, en todo caso, en un cenicero que alguien usa para dejar las llaves, de la misma manera que el libro que sostiene la pata más corta de la mesa no se convierte en un taco de madera. El cenicero es la pieza focal de los recuerdos de mi infancia, que se disparan al evocar el olor dulce de los cigarros del abuelo Bernardo sentado en su sillón sobre dos almohadones verdes, con sus piernas cortas y pesadas sobre un puf. En los setenta un puf se me revelaba como el sumum del confort y la sofisticación. A la espalda del abuelo s